¿Qué es la amaxofobia?

La amaxofobia la podemos definir como un miedo irracional ante la conducción o ante la idea de tener que hacerlo. Las personas que la padecen pueden tener crisis de ansiedad en el momento de conducir o de forma previa, por lo que cada vez se vuelve una actividad más estresante y fóbica.

Dentro de ella, podemos encontrar personas que la padecen de forma general, es decir, que tienen miedo en muchas situaciones relacionadas con el coche hasta el punto en el que no pueden conducir, pero también encontramos personas que la padecen de forma limitada, ya que solo algunas de las situaciones de  la conducción les genera ansiedad, por ejemplo personas que no tienen ningún problema para conducir por población pero si para conducir por vías rápidas o personas que no tienen problemas para conducir por el día pero si por la noche o cuando hay una climatología adversa.

¿Cuáles son los síntomas?

Para definir sus síntomas tenemos que hablar de tres sistemas de síntomas involucrados en la amaxofobia.

Uno de ellos es el sistema fisiológico, que es el responsable de la hiperactivación física que encontramos en esta fobia. Esta hiperactivación genera sudores, taquicardia, mareos, dolor en el pecho, agarrotamiento muscular, palpitaciones, malestar en el estómago entre otros síntomas físicos, pero estos son los más habituales en la amaxofobia

Otro de los sistemas involucrado es el cognitivo, que es el responsable de todos los pensamientos catastróficos asociados a la conducción, como puede ser tener la posibilidad de tener un accidente, verse bloqueados en un atasco, anticipar que un viandante se cruce y se le atropelle, pensamientos sobre tener un ataque de pánico mientras se conduce y no poder parar o escapar de la conducción.

Este sistema funciona a través de pensamientos pero también a través de imágenes, es decir, que la persona puede imaginar estas situaciones vívidamente, como decíamos, puede imaginar un accidente, un atropello, o cualquier otra situación que genere miedo. Obviamente la persona no lo hace de manera voluntaria sino que estos pensamientos o imágenes son intrusivas, de alguna forma aparecen en la mente de manera espontánea.

Y el último sistema involucrado en la fobia es el conductual, que básicamente son las conductas o comportamientos que hacemos para evitar el miedo, que generalmente es la evitación de la conducción o cuando no hay más remedio que conducir se ponen en marcha conductas de seguridad en un intento de reducir el miedo, por ejemplo conductas como conducir siempre por el carril derecho, conducir a una velocidad reducida, conducir distancias muy cortas o solo por recorridos conocidos, intentar llevar siempre un acompañante, entre otras conductas de seguridad.

¿A quién afecta más?

Un estudio realizado por el comisariado europeo del automóvil realizado entre 2005 y 2012, arrojó el dato de que alrededor del 28% de los conductores padecían amaxofobia. En los estudios que se han realizado sabemos que un 55% de las personas que la padecen son mujeres y el 45% son hombres.

También sabemos que hay un porcentaje de entorno al 3% de los conductores noveles que desarrollan la amaxofobia durante los dos siguientes años de tener el carnet de conducir.

También sabemos que hay conductores experimentados y con muchos años conduciendo que desarrollan amaxofobia después de haber tenido un accidente de tráfico o por haber padecido un ataque de pánico en un trayecto en coche.

¿Qué causa el miedo a conducir?

El miedo a conducir puede estar relacionado con diferentes factores, como decíamos uno de los factores puede ser haber tenido un accidente de tráfico y que la persona desarrolle el miedo a conducir por la experiencia traumática vivida.

En otros casos encontramos que se desarrolla después de haber sufrido un ataque de pánico al volante. Este ataque de pánico puede ser consecuencia de un nivel alto de estrés laboral o personal, pero al darse durante la conducción la persona asocia el ataque al coche y desarrolla el miedo.

Por otro lado, encontramos que el nivel de tolerancia al estrés que tenga una persona de base puede ser un indicador del desarrollo de amaxofobia sobre todo en los conductores noveles. Cuando una persona se saca el permiso de conducir, aún tiene que automatizar la conducción por lo que hasta que eso ocurre, tiene que manejar un nivel muy elevado de estímulos al mismo tiempo, por ejemplo coordinar los pies y las manos, estar pendiente de los espejos, las señales de tráfico, estar al tanto de los demás vehículos y peatones. Todo esto junto nos somete a mucho estrés y hay conductores que no toleran este nivel de estrés por lo que finalmente desarrollan el miedo a conducir y abandonan la conducción.

Otro de los factores que pueden precipitan la amaxofobia es tener de base ansiedad, por ejemplo tener claustrofobia, ya que el coche se puede ver como un espacio pequeño que genera ansiedad o la agorafobia que se relaciona con la imposibilidad de poder escapar de la conducción si se produce un ataque de pánico.

También en algunos casos vemos que las personas que presentan ansiedad suelen anticipar peligros constantes durante la conducción como es la posibilidad de tener un accidente, atropellar a alguien, el no saber reaccionar si la conducción lo requiere y esto hace que tengan una anticipación ansiógena que no les permita conducir.

Otro trastorno de base es la ansiedad social, en este caso es el miedo a la crítica o a las posibles reacciones de otros conductores lo que genera el malestar y deriva en una evitación de la conducción.

También hay rasgos personales que se relacionan con el desarrollo de la amaxofobia, como es la tendencia al perfeccionismo, ya que estas personas no toleran bien las cosas que no están bajo su control, y en la conducción no podemos controlar todo lo que pasa, o las personas con baja autoestima que se autoconvencen de que conducir es muy difícil y ellos no están capacitados para ello.

¿Cuál es la diferencia entre el miedo a conducir del conductor novel y la Amaxofobia?

Casi todos los conductores noveles presentan cierto grado de malestar e inseguridad a la hora de conducir durante los primeros meses, pero este malestar o inseguridad no es muy intenso y se va reduciendo a medida que el conductor novel se va exponiendo a la conducción por lo que estaría limitado a un periodo de tiempo mas o menos corto, por el contrario en la amaxofobia, este malestar se vive muy intensamente y no se va reduciendo en el tiempo, de hecho, ocurre al contrario, es decir la persona va cogiendo más miedo y va limitando más sus trayectos en coche.

¿Qué se puede hacer para superar la Amaxofobia?

La terapia va encaminada a que la persona que padece la amaxofobia desarrolle estrategias y técnicas que le permitan poner bajo control su miedo a conducir y que supere esta limitación.

Estas estrategias las dividimos en tres grandes grupos. El primer grupo de estrategias van dirigidas a que la persona aprenda a regular su nivel de hiperactivación, en resumidas cuentas a que aprenda a rebajar su nivel de nerviosismo y todos los síntomas físicos involucrados. Para ello nos valemos de técnicas de relajación, como puede ser la respiración o las técnicas de relajación muscular.

Otro gran grupo de estrategias van dirigidas a la modificación de los pensamientos y creencias irracionales que la persona ha desarrollado sobre la conducción que le llevan a ver el tráfico y a los demás conductores como amenazas. Y también dirigimos estas estrategias a cambiar la autopercepción de la competencia que tiene de si mismo como conductor ya que generalmente su visión de si mismo suele estar deteriorada.

Y el último gran grupo está orientado a suprimir las respuestas de huida y evitación propias del miedo a conducir. Para esto nos valemos del tratamiento de exposición. Esta parte del tratamiento se suele realizar en la autoescuela y suele dividirse en 3 fases:

En la primera fase, se utiliza un vehículo adaptado, que permite a la persona la exposición a la conducción de una forma controlada y además mejorar sus habilidades como conductor, en esta fase el conductor se vuelve a habituar a las situaciones de conducción, exponiéndole a ellas siguiendo una jerarquía desde las situaciones más abordables hasta las que más ansiedad generan.

En la segunda fase, y cuando la persona ya se ha habituado a las situaciones temidas, empieza a circular en su propio coche acompañado del profesor o profesora para ayudarle a enfrentar las situaciones del tráfico.

Y en la tercera fase la persona conduce en solitario, mientras que el profesor le acompaña en otro vehículo y le guía por el trayecto para que le siga y le exponga a las situaciones de manera autónoma. De esta forma  se expone a la persona a situaciones reales y cotidianas del tráfico.